Las
Estrías Atróficas o Estrías por Distensión son lesiones
en forma de bandas lineales, visibles en la superficie de la piel, que
se produce como resultado de una rotura intradérmica limitada, por estiramiento.
Inicialmente,
aparecen como bandas atróficas, rosadas o violáceas, a veces asociadas
con un prurito moderado o una sensibilidad acentuada; suelen tener una
forma lineal irregular, de varios centímetros de largo y pocos milímetros
de ancho. Con el paso del tiempo pierden el tono rosado, haciéndose nacaradas,
planas y, en ocasiones, con finas arrugas en la superficie.
Habitualmente
se localizan en abdomen, caderas, glúteos, muslos,
brazos y espalda. Los factores que condicionan la formación
de estrías no son bien conocidos, aunque se ha sugerido que podría desempeñar
un papel relevante la presencia de una proporción elevada de colágeno
rígido. Otras investigaciones sugieren que el desarrollo de estrías está
relacionado con una actividad excesiva de la corteza suprarrenal.
Clínicamente
distinguimos varias situaciones en las que es frecuente el desarrollo
de estrías atróficas: adolescencia; deportistas; embarazo; enfermedades
metabólicas/endocrinológicas, y tratamiento con corticoides con tópicos.
El
70% de las niñas adolescentes y el 40% de los chicos, la mayoría
de los cuales participan en actividades deportivas, desarrollan estrías,
probablemente por el aumento de volumen de la masa muscular, que distiende
el tejido, y como consecuencia del efecto de los corticoides endógenos
sobre el tejido elástico. Las estrías de los adolescentes pueden manifestarse
poco después de la aparición del vello púbico, y se localizan en las caras
externas de los muslos y la región lumbosacra en los chicos, y en los
muslos, nalgas y mamas en las chicas. Se piensa que el levantamiento de
pesas y otras formas de ejercicio pueden exagerar la lesión fisiológica
del tejido conjuntivo dérmico.
El
cambio más común en el tejido conectivo durante la gestación es el desarrollo
de estrías atróficas en el abdomen, caderas, glúteos y, ocasionalmente,
mamas. Aparecen en el 90% de las embarazadas
y, aunque la causa exacta es desconocida, se cree que la combinación de
un aumento de la actividad corticoadrenal, junto al incremento de la tensión
del tejido conectivo debido al aumento de tamaño de diversas partes del
cuerpo, son determinantes.
Las
estrías atróficas pueden aparecer tanto en hombres
como en mujeres, asociadas a una enfermedad hepática crónica,
en abdomen y muslos, incluso en ausencia de ascitis o tratamiento corticoide,
aunque pueden acompañar a ambos. Están particularmente asociadas a la
hepatitis crónica activa.
En
los pacientes con Síndrome de Cushing
es típica la presencia de estrías, cuyo desarrollo se cree relacionado
con la hiperactividad de la corteza suprarrenal.
Las
estrías y la atrofia cutánea son, tal vez, los efectos secundarios observados
con más frecuencia tras el uso de corticoides tópicos, que, al parecer,
son capaces de alterar las fibras elásticas y el colágeno.
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Este
trastorno es especialmente probable cuando se aplican corticoides
de potencia media en zonas húmedas (por ejemplo, zona inguinal,
axilar e inframamaria) fomentándose la penetración del corticoide
en la dermis, por oclusión. |
En
cuanto al tratamiento, no existe un tratamiento
tópico satisfactorio, aunque en el mercado hay múltiples productos
avanzados que incluyen agentes emoácidos e hidratantes, con complejos
vitamínicos y ácido hilurínico destinados a favorecer la elasticidad tisular
y la estabilidad del colágeno. Estos preparados tópicos pueden ser de
utilidad en la prevención de las estrías, en situaciones de gestación,
cambios bruscos de peso o ejercicios físicos intensos.
Una
vez han aparecido las estrías, las posibilidades terapéuticas del trastorno
estético han mejorado en los últimos años gracias al desarrollo de las
técnicas láser y microdermoabrasión, cuya utilización contribuye a mejorar
ostensiblemente la textura y aspecto de la piel.