El
Alcoholismo
El
alcoholismo es una enfermedad sin causa conocida, crónica, con claros
factores genéticos y psicosociales y ambientales, que, a menudo, es progresiva
y fatal. Se caracteriza por pérdida del control sobre la bebida, preocupación
sobre la droga alcohólica, uso del alcohol a pesar de las consecuencias
adversas, y alteraciones mentales, particularmente negaciones sobre las
consecuencias del uso del alcohol. Los síntomas pueden ser continuos o
periódicos.
Se
caracteriza también por la tolerancia (cada vez se necesita más alcohol
para notar los mismos efectos), la dependencia física (aparición de signos
de abstinencia al poco tiempo de dejarlo) y alteraciones en diversos órganos
a consecuencia del alcohol. En la actualidad, se denomina "dependencia
alcohólica" al alcoholismo.
Ésta
se caracteriza por una disminución en el repertorio de bebidas alcohólicas,
búsqueda del alcohol con ansiedad, tolerancia a los efectos del alcohol
("a mi no me sube nunca"), signos frecuentes y repetidos de abstinencia,
y reanudación del hábito tras haberlo dejado transitoriamente. Es característica
la persistencia en el hábito a pesar de los problemas que causa.
Existirían dos tipos de bebedores: el dependiente y el agresivo (que no
controla sus impulsos al beber).
El
"bebedor excesivo" es aquel que, sin
haber llegado a la dependencia alcohólica, bebe una gran cantidad de alcohol
(10 copas al día) y que pronto caerá en ella.
Empiezan a aparecer alteraciones de la memoria, del lenguaje y la coordinación,
cambios de personalidad (agresividad, falta de concentración, cambios
de humor) y ligero nerviosismo si no hallan alcohol, síntomas que se calman
con una copa. Además, no toleran la frustración y presentan problemas
laborales y familiares.
Frecuencia
de la dependencia al alcohol
El
50% de los españoles beben alcohol a diario. De ellos, el 15% consume
más de dos copas de alcohol al día y el 10% (4 millones de personas) puede
considerarse dependiente del alcohol (alcohólico). Aunque unas 300.000
personas siguen tratamientos para deshabituarse del alcohol en España,
sólo suponen una pequeña parte de los alcohólicos. Además, un 7,4% de
los españoles son bebedores excesivos.
Sólo
el 16% de los alcohólicos son mujeres, pero asistimos a una progresiva
incorporación de ellas al alcohol. Un 7,7% de los jóvenes consume alcohol
de forma abusiva y un 2% alcanza la embriaguez (180.000 jóvenes).
El consumo de alcohol entre las jóvenes españolas de entre 15 y 19 años
de edad ha aumentado del 38 al 51% entre 1997 y 2000. Mientras que clásicamente
el bebedor en España bebía toda la semana, cada vez más se bebe el fin
de semana (sobre todo la población joven). También desciende el consumo
de vino y cerveza, a expensas de un aumento del de licores.