3.
Las Tetinas
Es la parte clave del biberón pues es el elemento destinado a entrar en
contacto con la boca del bebé y sustituir al pezón materno. De la idoneidad
de su diseño, composición y fabricación van a depender en gran medida
la calidad de la succión, la fácil digestión del alimento y la correcta
estimulación del crecimiento maxilar y palatino. La existencia de normativas
nacionales y comunitarias que regulan estrechamente estos aspectos nos
dan una idea de la relevancia que tienen, por lo que solamente se deben
utilizar tetinas garantizadas y bajo control constante y se deben descartar
cuando se observen en ellas incisiones o cualquier tipo de alteraciones.
En
el mercado las hay de diferentes composiciones, formas, tamaños, mecanismos
y accesorios incorporados, número, tamaño y forma de los orificios, que
permiten sustituir e imitar de una forma prácticamente total las funciones
del pecho materno.
A.
La Composición
Hay
dos grandes grupos de tetinas: las de silicona y las de caucho. La silicona
es un material sintético, de gran elasticidad, totalmente inerte y libre
de sustancias nocivas. Es insípida, es decir, no transmite ningún tipo
de sabor, y resiste muy bien tanto los cambios de temperatura como las
temperaturas elevadas, conservando tras ambas situaciones todas sus propiedades
tanto físico-químicas como mecánicas. Su uso esta recomendado únicamente
hasta el principio de la dentición (aproximadamente 12 meses), ya que
con la aparición de los dientes existe el riesgo de que el niño pueda
lacerar el material y provocar desprendimientos del mismo y la posibilidad
de pellizcar su frágil boca.
El
caucho (látex) es una goma natural que presenta una elevada flexibilidad
y elasticidad, transmitiendo al bebé una sensación muy similar a
la del pezón materno y que permite, incluso, la transmisión de calor,
caracterizándose por una alta resistencia al desgarro y a la tracción,
características que lo hacen un material apto y seguro para la fabricación
de tetinas y chupetes.
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No resiste temperaturas
elevadas durante largos periodos de tiempo ya que, al igual que ocurre
si se le somete a radiación solar intensa, se vuelve quebradizo y pegajoso.
Esta goma debe ser tratada para inhibir la formación de nitrosaminas,
sustancias altamente tóxicas que, sin tratamiento previo, el caucho desarrolla
de una forma natural.
B.
La Forma
Sea
cual sea su forma una condición indispensable en cualquier tetina es que
permita que la leche succionada por el bebé se mezcle perfectamente en
la cavidad bucal con la saliva, evitándose de esta forma las malas degluciones
y digestiones, los dolores de estómago, y en consecuencia, la intranquilidad
del lactante.
Las
hay anatómicas y de forma tradicional. Con el diseño de las primeras se
pretende imitar la forma del pezón materno en el momento de la succión,
consiguiéndose no sólo satisfacer las necesidades nutritivas del pequeño,
sino también una serie de funciones conformadoras a nivel palatino-maxilar
(desarrollo y ensanchamiento de la mandíbula inferior, lo que permitirá
un adecuado futuro emplazamiento de los dientes y una correcta configuración
del paladar, lo que dará lugar a un ensanchamiento de las fosas nasales
y, por consiguiente, una buena capacidad respiratoria). Estas tetinas
permiten una adecuada ocupación de la cavidad bucal y un correcto sellado
del ancho de la boca, por lo que no precisan de elementos adicionales
para prevenir los problemas derivados de la aerofagia.
Las
tetinas de forma tradicional poseen una gama de diseños, texturas y medidas
que permiten su adecuación a la cavidad bucal en cada una de las fases
del crecimiento del bebé. La mayoría de ellas incorpora actualmente dispositivos
que previenen los efectos indeseados de la aerofagia (hipo, vómitos y
cólicos gaseosos), asociada tradicionalmente a la lactancia artificial
por la ingestión de aire durante la succión de la leche, como son las
válvulas antihipo o la más reciente doble válvula.
Existen
tetinas para aquellos niños que tienen el llamado labio leporino, fisura
palatina o palatosis. Todas ellas son tetinas con formas especiales que
han sido concebidas para sellar el paladar o los labios del bebé. En todos
los casos su utilización debe ser prescrita por el pediatra.
C.
El Tamaño
Suele
estar en función de la edad y/o tamaño del lactante y que se pueden generalizar
en 3 grandes líneas: de 0-4/6 meses (fisiológicas, más pequeñas y blandas);
de 4/6 - 12 meses (de mayor tamaño, adecuándose a una cavidad bucal más
desarrollada) y de 12 meses en adelante (permiten un mayor flujo de alimento).
Existen
tetinas para bebés prematuros o de muy bajo peso. Son tetinas anatómicas
de muy pequeño tamaño, de caucho y especialmente blandas y que con su
utilización se facilita considerablemente la instauración de alimentación
por vía oral, ya que en muchas ocasiones permiten acortar la duración
o incluso eliminar la alimentación por sonda, además de favorecer el desarrollo
de la función gastrointestinal.
D.
Los Orificios
Un
criterio que permite identificar la idoneidad del tamaño del agujero para
un determinado fluido es que, en ningún caso, el alimento debe fluir libremente
al invertir el biberón sino gotear regularmente. Así, el bebé realizará
un trabajo de succión similar al que efectuaría si se alimentara directamente
del pecho materno.
No
es aconsejable aumentar el orificio de la tetina para incrementar el flujo
y acortar la toma, pues con ello, además de evitarle al lactante la sensación
de cansancio, se están sobrecargando los órganos de la digestión, el bebé
se atraganta con mayor frecuencia, el alimento no se mezcla bien con la
saliva y se provocan malas digestiones, vómitos y dolores abdominales.
Aunque
normalmente se requieren diferentes tetinas para los diferentes alimentos,
existen opciones en el mercado en las que el diseño del orificio o la
existencia de una rosca reguladora permiten, con sólo cambiar la posición,
regular el flujo en función de la densidad del fluido que se quiera administrar
o de la demanda del lactante.