Su
gravedad depende de la profundidad y de la extensión de la quemadura,
la zona del cuerpo donde se localiza y la edad del niño.
La
mayoría de las quemaduras son producidas por líquidos y suelen revestir
gravedad por que a menudo afectan a la cabeza y al cuello, donde pueden
dejar graves secuelas estéticas y funcionales.
Las
quemaduras en los niños ocurren habitualmente al tropezar con un adulto
que transporta un recipiente, al intentar subir a la cocina y hacer caer
una sartén o al introducirse en una bañera con agua demasiado caliente.
Actuación
1.
Apagar la ropa con una manta o haciendo rodar al niño por el suelo si
todavía arde.
2.
Retirar la ropa si no está adherida a la piel.
3.
Si la quemadura es leve, lavar la zona afectada con abundante
agua durante 20 minutos.
Esto es especialmente importante en las quemaduras por productos químicos
en los ojos.
4.
Si la quemadura es extensa, no lavarla debido al peligro de
hipotermia.
5.
Cubrir la zona quemada con gasas estériles o ropa limpia húmeda.
6.
Solicitar asistencia sanitaria o trasladar al niño al servicio
de urgencias.
Prevención
1.
Controlar la temperatura del agua del baño, si es posible mediante un
termostato. Si no se dispone de él, llenar la bañera con un poco de agua
fría antes de abrir el grifo del agua caliente.
2.
Fijar la cocina a la pared o al suelo y colocar una barra para
evitar que el niño acceda al fuego.
3.
No dejar nunca los mangos de las sartenes hacia afuera.
4.
No transportar líquidos calientes en presencia de niños.
5.
Utilizar estufas o radiadores con resistencias protegidas.
6.
No dejar al niño solo en casa.
No dejar cerillas o mecheros (encendedores) al alcance de los niños.