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Las Radiaciones y la Piel volver

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A pesar de la innegable importancia que tiene la exposición cutánea a la UVR (Radiación ultravioleta) para la homeostasis de la vitamina D, hay cosas evidentes que muestran que tal exposición tenga efectos adicionales beneficiosos. En cambio, hay abrumadoras evidencias que apoyan el concepto de que la piel resulta dañada, de distintas formas, por exposición directa a la UVR, natural o artificial. Alguna irradicación es prácticamente inevitable a lo largo de la vida y es muy diferente dependiendo del clima, geografía, ocupación y actividades recreativas.

Los efectos de la UVR pueden dividirse, en general, en dos tipos: Agudos y crónicos.

Los agudos incluyen el eritema solar.
Los crónicos, entre otros, el desarrollo de ciertas formas de cáncer.

La piel también es susceptible de sufrir cambios degenerativos por acumulación crónica de la UVR.
Estos cambios tienen gran importancia en la constelación de alteraciones físicas percibidas como envejecimiento cutáneo, los cuales, en realidad, se deben al daño crónico producido por la UVR.

Este aumento en el conocimiento de los riesgos a la exposición a la luz solar y a la UVR ha ido acompañado de la mejora de la fotoprotección incluyendo el desarrollo de formulaciones fotoprotectoras más efectivas.

Hay hoy en día fuentes naturales y artificiales de UVR, aunque hay muchas fuentes artificiales de esta energía, la luz del sol es la única fuente natural.
El sol emite una amplia gama de radiaciones electromagnéticas, incluidas las IR, visible, ultravioleta A (UVA: 320 a 400 nm) ultravioleta B (UVB: 290 a 320 nm) y ultravioleta C (UVC: 10 a 290 nm), siendo las únicas longitudes de onda que alcanzan la superficie terrestre, y por lo tanto a nuestra piel la UVA y la UVB, siendo la UVA unas 1000 veces menos efectiva que la UVB a la hora de producir enrojecimiento de la piel.
La luz solar es la mayor fuente de exposición a UVR en el hombre y afecta prácticamente a todos.

Las fuentes más comunes de UVR artificial son varios tipos de lámparas que emiten esta clase de energía. Estas lámparas se usan principalmente para el bronceado artificial y para la fototerapia de enfermedades de la piel como la psoriasis y el linfoma cutáneo de células T (micosis fungoides). Las lámparas UVR pueden emitir UVA, UVB y/o UVC. Las empleadas normalmente en bronceado artificial, emiten UVA casi de forma exclusiva al ser la menos dañina. Algunas lámparas generan 5 veces más UVA por unidad de tiempo que la UVA del sol en la superficie terrestre, a la altura del Ecuador. A estas dosis, esta radiación pura está muy cerca de producir efectos biológicos adversos. De todas formas, la UVB es un problema potencial para la mayoría de estas fuentes de emisión, ya que incluso un 1% de emisión de UVB desde una fuente de UVA puede causar un aumento significativo del potencial pra producir cancer cutáneo. Según las estadísticas esta industria está creciento rápidamente y es fundamentalmente utilizada por adolescentes y adultos jóvenes, en especial mujeres. El uso de fuentes de UV artificial para la fototerapia de enfermedades dermatológicas se ha incrementado significativamente en los últimos años y se ha expuesto a un grupo de población a dosis mayores de UVR.

La luz solar produce cambios evidentes en toda la piel, excepto quizás, en el tejido subcutáneo cuando la piel se expone al UVR. Estos cambios se corresponden con la observación clínica de aparición de arrugas, textura como de cuero y decoloración en manchas típicamente asociadas al daño actínico.
No está claro cuanta radiación y cuanto tiempo de exposición son necesarios para que estos cambios se produzcan, pero es evidente que una piel con apariencia clínica normal puede tener signos patológicos de daño por la luz solar bajo examen histológico y estructural, y es más se sabe que los individuos de complexión rubia (claros de piel) y pelirrojos tienen mayor susceptibilidad de sufrir estos daños.

Entre los cambios epidérmicos inducidos por la UVR, se incluyen la aparición de tejido aberrante, alteraciones de queratinocitos y melanocitos y cambios funcionales de las células de Langerhans.
El melancito, con sus melanosomas que contienen el pigmento melanina, es la célula responsable de la fotoprotección de la piel, más conocido como bronceado.
En epidermis dañadas por la luz solar, se ensanchan, aumenta su número y migran hacia capas superiores de la epidermis.
La UVR afecta también a las células de Langerhans en animales y humanos alterando su función inmunológica.
Después de recibir la UVR, los melanosomas que tienen una distribución irregular dentro de los queratinocitos, se agrupan sobre el núcleo y forman una especie de "gorra" sobre el mismo.

Hay suficientes evidencias epidemiológicas que apoyan la responsabilidad de la luz solar en el cáncer cutáneo en el hombre.
Los carcinomas de células basales (BCC), que son el cancer cutáneo más común en los Caucasianos, se localiza principalmente en zonas de piel expuestas al sol, como la cabeza y el cuello, donde hay una relación dosis-dependiente. Además, los pacientes con cancer de piel tienen disminuida su pigmentación melánica y la consecuente fotoprotección. Las personas de piel clara y que se queman fácilmente tienen mayor incidencia de tumores.
Hay incluso mayor evidencia del papel que juega a luz solar en causar cáncer de células escamosas.
El cancer cutáneo viene precedido por daños en el DNA epidérmico, inflamación, hiperplasia epidérmica y displasia.

La irradiación de la piel por UVB es esencial para la producción endógena de vitamina D3. En las zonas de la tierra donde hay insuficiente alimentación, la UVB es la única fuente de vitamina D. La relación entre la luz solar y la vitamina D3 y su influencia en el crecimiento y el desarrollo del esqueleto es perfectamente conocida, y es la irradiación de la piel por UVR en la zona del espectro entre 290 y 315 nm, esencial para la formación de vitamina D3 en la epidermis.

Hay evidencias de que la síntesis o fabricación de vitamina D3 es inhibida por el uso de pantallas solares. En los paises occidentales esto no representa un problema de salud para la población infantil que recibe suficiente aporte de vitamina D en la leche. En otros paises esto no es así.
Pueden existir problemas de deficiencias en la población anciana.

Existen varios factores que influyen en la sensibilidad a la UVR como son los factores hereditarios, factores o enfermedades adquiridas, fenotipos genéticos, factores en relación con la edad y el uso de algunos medicamentos que pueden aumentar la sensibilidad a la UVR como son los antibióticos antihipertensivos, psoralenos, agentes inmunodepresores, AINEs, los anticonceptivos orales y otros muchos más....., productos con estas características, pero de aplicación tópica son los psoralenos tópicos tretinoína y agentes fotosensibilizantes y despigmentantes.
Otros factores significativos son la raza, el grupo étnico, el color de los ojos y del cabello y la tendencia a la formación de manchas y nevus.

Comparación de los efectos biológicos de la radiación solar.

RADIACIÓN UVA
RADIACIÓN UVB
RADIACIÓN IR
Pigmentación inmediata Bronceado Acción calorífica
Escaso poder eritematógeno Síntesis de vitamina D Enrojecimiento
Alteraciones del ADN Erítema actínico Aumento de temperatura
Fotocarcinogénesis Engrosamiento del estrato córneo Potencia los efectos negativos de la radiación UV
Fototoxia y fotoalergia Alteraciones del sistema inmunitario
Fotoenvejecimiento Fotocarcinogénesis
Alteraciones del sistema inmunitario

Conclusiones y Recomendaciones
  • La exposición de la piel humana a la luz solar y a fuentes luminosas artificiales ha aumentado significativamente.
  • La UVR en la luz del sol es necesaria para la síntesis de vitamina D3. Así y todo, produce una serie de efectos secundarios nocivos, entre ellos, eritema, cambios en la pigmentación, alteraciones inmunológicas y neoplasia. También produce una constelación de alteraciones estructurales en la epidermis, en la unión dermo-epidérmica y en la dermis.
  • Entre los factores que influyen en la sensbilidad a la UVR se encuentran factores hereditarios, anormalidades genéticas, tipo de piel, enfermedades adquiridas, medicamentos y la exposición a agentes químicos en productos de consumo e industriales.
  • Los cambios que produce la UVR pueden evitarse o prevenirse usando ropas apropiadas y con la aplicación adecuada de filtros físicos y/o químicos, modificando la conducta habitual y evitando el uso de medicamentos fotosensibilizantes.
  • Las alteraciones cutáneas que produce la UVR pueden tratarse con técnicas quirúrgicas y con técnicas de destrucción superficial. No hay evidencias suficientes sobre la efectividad de agentes tópicos y sistémicos.
  • Toda la población debe conocer los efectos nocivos del bronceado inconsciente y deben sobre todo usar instalaciones de bronceado artificial reguladas y controladas y estas deben advertir a sus usuarios sobre el riesgo de la radiación UV.

Fecha última Inserción/Actualización: 17/04/2013

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